04 Mayo. El crecimiento poblacional demanda que en las próximas tres décadas la producción mundial de alimentos se duplique, pero muchas de las prácticas agrícolas están dañando el ambiente, lo que pone en riesgo esta meta de crecimiento productivo y a la vez la seguridad alimentaria.
“Muchas de las prácticas actuales están dañando los ecosistemas del planeta y la biodiversidad esencial para la producción de alimentos saludables…. El 25 por ciento de las tierras del planeta están muy degradadas”, advierte la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO por sus siglas en inglés).
“El nivel de degradación del suelo, que se calcula en un 33 por ciento a nivel mundial, es alarmante y tiene el potencial de poner en peligro la seguridad alimentaria y enviar muchas personas a la pobreza”. Moujahed Achouri, director de la división de Tierras y Aguas de la FAO.
La organización calcula que para el 2050, la población mundial pasará de siete mil millones a nueve mil millones de personas, lo que implica que la producción de alimentos debe aumentar en un sesenta por ciento.
Pero “muchas prácticas agrícolas de hoy son insostenibles” y provocan que “alrededor de un tercio de los alimentos producidos se pierden o despilfarran. Los recursos naturales están dañados y las razas de animales están amenazadas”, afirma la Agenda de Desarrollo Post-2015 de la FAO.
La buena noticia es que esta amenaza puede revertirse, ampliando las superficies sometidas a prácticas de gestión sostenibles de los suelos, aumentando la restauración de los suelos degradados y promoviendo la intensificación de la producción sostenible de cultivos.
No obstante, la agenda también advierte que la agricultura sostenible requiere un sistema de gobernanza global que promueva las cuestiones relativas a la seguridad alimentaria en los regímenes y las políticas comerciales, “que vuelva examinar las políticas agrícolas para promover los mercados agrícolas locales y regionales”.
Además, tomando en cuenta que los sistemas alimentarios modernos dependen en gran medida de los combustibles fósiles, esto requiere una transformación a sistemas alimentarios inteligentes en función de la energía, “lo que exigirá una perspectiva sistémica, una mejor coordinación de las decisiones políticas, marcos jurídicos adecuados, un amplio diálogo entre las partes interesadas y una alianza global para apoyar las medidas”.
Principal requisito
Ante la preocupación que le genera el daño ambiental provocado por algunas prácticas agrícolas, la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO por sus siglas en inglés) insiste en la necesidad de frenar la degradación de los suelos.
“Los suelos sanos son la base de la producción mundial de alimentos y deberían convertirse en un elemento clave en las políticas públicas”, sostiene Moujahed Achouri, director de la división de Tierras y Aguas de la FAO, que también alerta que la presión sobre los recursos del suelo está llegando a límites críticos.
Fuente: http://www.laprensa.com.ni