30 Julio. «Banqueros y Gobierno a punto de quebrar la industria del arroz». “El sector de los arroceros está huérfano: la banca está quebrando a los agroindustriales y productores, y el gobierno ni siquiera nos quiere escuchar”, lamentó Pedro Menjívar, presidente de la Asociación Salvadoreña de Beneficiadores de Arroz (Asalbar), que reúne a 17 empresas dedicadas al rubro y que implica más de 6 mil empleos directos permanentes.
De esta manera, Menjívar ilustra la tragedia que están viviendo los empresarios que se dedican a la comercialización de arroz en El Salvador, sin que vean la luz al final del túnel.
En los años 70 el país producía tanto arroz que había que exportarlo hacia otros países, pero la Reforma Agraria fraccionó los terrenos y cultivos, y fue así como se pasó de sembrar 20 mil manzanas anuales hasta casi desaparecer la actividad por completo y depender de otros mercados.
“El peor tiempo que pasamos los arroceros fue en tiempos del expresidente Calderón Sol”, dijo el empresario. A su juicio, consideró que el segundo mandatario de ARENA abandonó el agro y le apostó a las maquilas, lo que le generó “un gran daño a los agricultores”, agregó.
Pero con la llegada del primer gobierno de izquierda la situación tampoco se logró estabilizar: el gobierno de Mauricio Funes no dio el ansiado espaldarazo a los arroceros y las relaciones se fueron distanciando cada vez más con el segundo gobierno de izquierda, al grado que el representante de los arroceros llegó a expresar que “con este gobierno andamos mal, muy mal; hemos estado huérfanos”, reiteró.
El empresario explicó también que en tiempos de Mauricio Funes buscaron diversos acercamientos con las autoridades de Agricultura y Economía para hacerles saber la problemática, pero que estos intentos no fueron exitosos, y lo mismo está sucediendo en la actualidad, aseguró.
“Hay varias cosas que nos dañan a los industriales del arroz, pero igualmente hemos buscado acercamientos con las nuevas autoridades como con los ministros Orestes Ortez y Tharsis Salomón López (de Agricultura y Economía, respectivamente) pero ni siquiera nos han respondido si nos van a recibir o no”, lamentó.
Las 17 empresas que participan de la compra del arroz nacional y que importan el grano de los Estados Unidos para suplir la demanda de los salvadoreños, mueven entre 80 y 85 mil quintales oro por mes. El quintal oro es el arroz pesado, empacado y procesado, ya listo para el consumo de las familias salvadoreñas.
Pero estos industriales encuentran la principal traba en que tienen que comprar el grano de contado y venderlo con crédito, por lo que necesitan tener capital a la mano para poder trabajar y este dinero se hace cada vez más difícil reunirlo. Es ahí donde necesitan de la banca pero hasta ahora han encontrado las puertas cerradas, dijo Carlos Mejía empresario de los granos básicos.
Cinco empresas quebradas en 2013
El presidente de Asalbar, Pedro Menjívar, reveló que la situación fue tan difícil en 2013 que cinco empresas quebraron solo en ese año. “Estas cambiaron de manos y los nuevos dueños están procurando sacarlas adelante”, manifestó.
“Ninguna de las empresas quebradas recibió atención de la banca ni asistencia del gobierno y sus antiguos propietarios intentaron que se les inyectara capital para trabajar pero no lo lograron, no teniendo más remedio que salirse del mercado”. Aseguró.
De igual forma, Wilfredo Guerra Umaña, de Agroidustrias Gumarsal, que comercializa el grano y la harina de arroz, explicó que la Banca “ahoga sin pretenderlo” a la industria porque la banca carece de líneas de crédito al fomento y producción de la agroindustria. “No son solidarios”, resintió.
En la lógica de Guerra Umaña, hay una ausencia de políticas hacia este sector y ello hace que los productores tengan que recurrir al usurero para poder trabajar la tierra.
El gobierno, por su parte, tiene dos bancos que deberían facilitar créditos para el sector pero se mueven muy lentos y no son un referente: el Banco de Fomento Agropecuario y el Banco Hipotecario, cuyos montos en préstamos apenas se distribuyen entre algunos productores que deben cumplir con toda una serie de papeleos requeridos para optar a un crédito.
Para que el productor no abandone la cosecha, los industriales se han encargado de suplir en alguna medida la ausencia de la banca y de las políticas de gobierno, y a ellos les toca en ocasiones facilitarles maquinaria, equipo, repuestos, a fin de comprar las tres cosechas que se dan al año en los terrenos que son regados con agua de río o de pozos.
Sin embargo, los mismos industriales necesitan financiamiento para comprar la cosecha local y lo hacen en una época pico de producción que se incrementa en los meses de agosto a noviembre, para lo cual se requiere de capital de trabajo, explicó Guerra.
“La banca brilla por su ausencia porque no quieren correr riesgos, solo quieren financiar tarjetas de crédito porque es más rentable”, señaló el presidente de Gumarsal.
Intentarán diálogos con bancos y Gobierno
Aún cuando las cosas no se pintan esperanzadoras, la asociación de beneficiadores de arroz seguirá insistiendo en los acercamientos y han programado una reunión en un primer lugar con la Asociación de Banqueros de El Salvador (Abansa) para hacerles ver las necesidades del sector y, al mismo tiempo, intentarán reunirse con las autoridades de Salvador Sánchez Cerén, en busca de una solución a su problemática.
“Vamos a ver hasta adonde llegamos porque los bancos son fríos y no ven esta problemática con el corazón. Correspondería a los bancos del Estado tener un fondo para reactivar el agro, pero no lo tienen”, señaló Menjívar.
“Como presidente de Asalbar estoy interesado en ir a los bancos y acudir a nuestras autoridades gubernamentales a luchar para que los productores puedan tener plata para seguir produciendo”, señaló.
En el país se cultivan en la actualidad entre 8 mil y 9 mil manzanas de arroz, pero esta realidad podría cambiar si no se toman medidas a tiempo para impulsar e incentivar el rubro. “Este aguacero ya va a pasar, pero no sé si lo vamos a aguantar todos los que estamos”, finalizó Menjivar, augurando que de seguir así las cosas, solo unos cuantos van a sobrevivir al duro negocio del arroz.
Fuente: www.lapagina.com.sv