04 Julio. Unpha, Corea del Norte.- Agricultores norcoreanos trabajan para bombear agua del subsuelo a sus agrietados campos. En lugar de plantas de arroz en campos inundados de agua, tienen tierra agrietada. Un gran lago que se utiliza para abastecer tierras de cultivo cercanas está casi totalmente seco.
Apenas ha llovido en esta parte de la provincia de North Hwanghae, a una hora en coche desde la capital, Pyongyang, y una de las principales zonas de cultivo de arroz del país, según agricultores y funcionarios locales entrevistados por la Associated Press. Aunque la situación en la única zona que visitó AP parece sombría, no está claro como de severa es la sequía en el resto del país.
“Como la sequía continúa desde el año pasado muchas tierras han sido dañadas”, dijo Sin Ung Hyon, presidente del comité de gestión de la granja del condado de Unpha.
Corea de Norte restringe severamente el acceso de extranjeros por lo que la reciente afirmación de la prensa
estatal de que el país enfrenta su peor sequía en un siglo ha chocado con un escepticismo generalizado. Pyongyang, ansioso por la posibilidad de recibir ayuda externa, empleó un lenguaje similar para describir episodios anteriores, y funcionarios en la rival Corea del Sur sostuvieron que no hay manera de confirmar exactamente qué está pasando.
El Ministerio de Unificación de Seúl dijo que la producción de patata y arroz de Corea del Norte podría caer hasta en un 20% con respecto al promedio de años anteriores si continúa la escasez de lluvias. Aunque el índice de precipitaciones en el país el año pasado fue el más bajo desde 2000, el país evitó una descenso significativo de la producción por el fuerte suministro de agua para regar y la ausencia de inundaciones en verano, dijo el departamento.
Normalmente, la producción de alimentos de Corea del Norte se ve afectada por sequías o inundaciones que ponen de manifiesto las ineficiencias de su sistema agrícola, que depende mucho de la ayuda extranjera, el riego artificial y los cultivos en terraza que son vulnerables a lluvias torrenciales.
Se cree que una hambruna devastadora a mediados de la década de 1990 mató a cientos de miles de personas, aunque se discute el número exacto. El hambre también puede haber aliviado los estrictos controles estatales sobre la economía al dañar el sistema público de distribución de alimentos, allanando el camino a la actividad privada en mercados no oficiales.
Fuente: http://pulsoslp.com.mx