La dieta de los seres humanos depende, en gran medida, de cuatro granos básicos –arroz, trigo, maíz y soja— que representan casi la mitad de las calorías de la alimentación global. La producción de estos cereales está concentrada geográficamente. Casi el 60% de la producción se da en 5 países: Estados Unidos, China, India, Brasil y Argentina.
El centro de pensamiento McKinsey Global Institute (MGI) analizó cómo el calentamiento global puede afectar la estabilidad productiva de estas naciones.
A pesar de algunos sobresaltos entre 2006 y 2008, así como 2010 y 2012, la relativa estabilidad en precios se ha logrado con un aumento sostenido de la productividad agrícola y la ausencia de eventos naturales de gran escala.
Si estas tendencias se mantienen, MGI estima que la oferta de alimentos en el mundo podría crecer en 20% durante la próxima década, a un mayor ritmo que la población mundial que se proyecta crezca 13%.
Sin embargo, la agricultura global enfrenta problemas como la alta concentración geográfica de la producción, extensas cadenas de suministros y dependencia de importaciones. Eventos externos, como plagas de langostas en África o cambios locales generados por el calentamiento global pueden causar disrupciones y aumentar la probabilidad de pérdidas de cosechas. MGI advierte que el mundo podría enfrentar una mayor probabilidad de disrupciones productivas.
La probabilidad de que haya una pérdida de cosecha en múltiples centros globales de producción de granos al mismo tiempo en un periodo de 10 años pasará de 10% hoy, a 18% en 2030 y 34% en 2050.
El impacto inmediato de un evento de este tipo, sería un aumento en el precio de los alimentos, que afectaría de primera mano a más de 750 millones de personas que viven por debajo de la línea de pobreza.
Fuente: https://www.prensa.com